La protusión discal es una afección que se produce cuando los discos de la columna vertebral se dañan o debilitan, dando lugar a una protuberancia o hernia. Esto puede causar dolor, entumecimiento y hormigueo en la zona afectada, así como otros síntomas.
Fisio for All trata los síntomas, las causas, así como los distintos tipos, el diagnóstico y las pruebas, la prevención y las complicaciones asociadas a la protusión discal.
La protusión discal puede causar diversos síntomas, dependiendo de dónde se haya producido la hernia discal.
Puede deberse a varios factores, como el desgaste por la edad, un traumatismo o la degeneración.
La afección puede ser leve o grave, y las opciones de tratamiento dependen de la gravedad de la protusión y de los síntomas específicos que experimente el paciente.
Síntomas de la protusión discal
El síntoma más común de la protusión discal es el dolor. Este dolor puede variar de leve a intenso y suele localizarse en la zona de la hernia.
Otros síntomas pueden ser entumecimiento y hormigueo en la zona afectada, así como debilidad muscular. En algunos casos, el dolor puede irradiarse a las piernas o los brazos, dependiendo de dónde se haya producido la hernia discal.
En casos extremos, el dolor puede ir acompañado de disfunción vesical o intestinal, así como lesiones nerviosas.
Causas de la protusión discal
La protusión discal puede deberse a diversos factores, como el desgaste relacionado con la edad, un traumatismo o la degeneración. Es importante señalar que la protusión discal suele estar causada por una combinación de factores, y no por uno solo.
Por ejemplo, una persona que ha sufrido un acontecimiento traumático, como un accidente de coche, también puede tener un desgaste relacionado con la edad que contribuya a la hernia.
Además, ciertos factores relacionados con el estilo de vida pueden contribuir a la protusión discal. Estos factores incluyen el tabaquismo, la obesidad y el sedentarismo.
Es importante señalar que estos factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar una protusión discal, pero no necesariamente la causan.
Diferentes tipos de protusión discal
Existen varios tipos diferentes, cada uno con su propio conjunto de síntomas y opciones de tratamiento.
El tipo más común de protusión discal es la hernia discal. Esto ocurre cuando la capa externa del disco se debilita o se desgarra, permitiendo que la capa interna sobresalga hacia fuera. Las hernias discales pueden causar dolor, entumecimiento y hormigueo en la zona afectada.
Otro tipo es la estenosis espinal. Ésta se produce cuando el canal espinal se estrecha, con la consiguiente presión sobre los nervios. Los síntomas de la estenosis espinal pueden incluir dolor, hormigueo y debilidad muscular.
El tercer tipo se denomina enfermedad discal degenerativa. Se produce cuando los discos de la columna vertebral se debilitan y desgastan con el tiempo. Los síntomas de la enfermedad discal degenerativa pueden incluir dolor, rigidez y disminución de la amplitud de movimiento.
Diagnóstico y valoración
En Fisio for All determinamos con la seguridad pertinente, cuál es el origen del dolor. Con ayuda de una prueba gráfica (radiología) es más sencillo establecer la lesión y realizar un tratamiento acorde, si no nuestros fisioterapeutas evaluarán la lesión.
Definida la lesión y constatando que es protusión discal el objetivo del tratamiento es la reducción del dolor, la inflamación y mejorar de forma notable la movilidad.
En este aspecto la diatermia es una opción muy adecuada, ya que no es invasiva y de lo que trata es de transferir corriente con alta frecuencia sobre el cuerpo. Lo que consigue es generar calor actuando sobre la musculatura, ligamentos, circulación o articulaciones.
Prevención de la protusión discal
Hay varias medidas que puede tomar para ayudar a prevenir la protusión discal.
La primera es mantener un peso saludable. El sobrepeso o la obesidad pueden sobrecargar los discos de la columna vertebral, lo que puede contribuir a la hernia.
También es importante mantener una buena postura. Una mala postura puede provocar una mala alineación de la columna, lo que puede aumentar el riesgo de hernia discal.
Por último, es importante hacer ejercicio con regularidad. El ejercicio puede ayudar a fortalecer los músculos que sostienen la columna vertebral, lo que puede ayudar a prevenir la protusión discal.
Complicaciones asociadas
La protusión discal puede causar diversas complicaciones, dependiendo de la gravedad y la localización de la hernia.
Por ejemplo, si la protusión es grave, puede causar daños en los nervios, provocando debilidad muscular, entumecimiento y hormigueo. En algunos casos, la protusión también puede causar disfunción vesical o intestinal.
Además, puede causar dolor crónico que puede durar meses o incluso años. Si el dolor es intenso y no responde al tratamiento, puede ser necesario someterse a una intervención quirúrgica para aliviar los síntomas.
La protusión discal puede ser una afección dolorosa y debilitante, pero con el tratamiento adecuado y cambios en el estilo de vida, es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida.
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