Una hernia discal, rotura discal o protusión discal es una enfermedad que se caracteriza por el desplazamiento del núcleo pulposo del disco invertebral hacia la raíz nerviosa del mismo, lo que provoca presión en la zona y dolor.
A continuación te explicamos en qué cosiste esta patología, por qué se origina, sus síntomas y cuál es el tratamiento más recomendado.
- ¿Qué es la hernia discal?
- Estructura de la columna vertebral
- Grados y tipos de hernia discal
- Síntomas de una hernia discal
- Principales factores de riesgo
- Tratamientos para una hernia discal
¿Qué es la hernia discal?
La hernia de disco es una patología propia de las estructuras gelatinosas situadas entre las vértebras que componen la columna y que cumplen la una función de amortiguación entre ellas.
Estos discos constan de diferentes partes, un ‘núcleo’ principal muy duro y un exterior gelatinoso y suave al que llamamos ‘anillo’. En ocasiones, una parte del núcleo se desplaza hacia fuera, a través de una desgarro en el anillo, produciéndose así una hernia discal.
Una protusión discal se produce cuando el núcleo del disco se traslada hacia el canal medular pero no se produce rotura en el anillo por lo que la sintomatología es menor.
Puede ocurrir en cualquier nivel de la columna vertebral, pero es más frecuente en las zonas cervical y lumbar.
Estructura de la columna vertebral
Para comprender mejor esta patología hay que entender la estructura de nuestra columna vertebral. Dicha estructura ósea consta de 5 partes que van desde la cabeza hasta la pelvis.
Su función principal es mantener el tronco erguido, proteger la médula espinal y articular los movimientos de las extremidades.
La composición de la columna vertebral consiste en:
- Las vértebras: la columna cervical se compone de 7 vértebras cervicales, 12 torácicas, 5 lumbares, 5 en el hueso sacro y de 3-5 en el coxis.
- Los discos invertebrales: son piezas semi-blandas y cartilaginosas que evitan la fricción entre las vértebras y amortiguan los movimientos bruscos y fuertes.
- Los ligamentos: son estructuras fibrosas que establecen la unión de las vértebras.
- Los nervios de la columna vertebral.
Grados y tipos de hernia discal
La hernia discal más habitual, se produce en el segmento lumbar, este tipo de hernia puede provocar dolor en la espalda y los glúteos.
Dependiendo de la zona de la columna vertebral que afecte, podemos distinguir diferentes hernias de disco:
- Hernia discal cervical: situada en la zona del cuello.
- Hernia discal torácica: situada en la zona dorsal.
- Hernia discal lumbar: situada en la parte inferior de la espalda.
También se puede establecer otra clasificación si hablamos de las hernias de disco, dependiendo de la deformación del disco que exista en la columna vertebral, podemos distinguir diferentes tipos de patologías:
- Hernia discal protruida: el núcleo de nuestro disco no se deforma pero el anillo pierde su forma oval.
- Extrusión discal: el disco se deforma tomando forma de ‘gota’.
- Hernia discal secuestrada: si el núcleo del disco está muy dañado, puede separarse en dos partes.
Asimismo podemos destacar diferentes grados en función de la fase en la que se encuentre nuestra dolencia de hernia discal:
- Protrusión de disco: primera fase de la hernia, en la que apenas aparecen síntomas.
- Disco prolapsado: fase en la que empiezan a notarse ciertos síntomas pero aún está incompleta la deformación del disco.
- Extrusión de disco: la hernia discal completa su deformación.
- Secuestro de disco: el disco llega a separarse debido a su deformación.
Síntomas de hernia discal
Uno de los primeros síntomas que podemos notar es la presencia de dolor y dificultad para mover la columna, agacharse o incluso levantar alguna de nuestras extremidades.
Las hernias discales suelen ser más comunes en hombres de mediana edad o de edad bastante avanzada, debido al desgaste.
Si la lesión va avanzando, podemos llegar a notar debilidad en las zonas afectadas o adormecimiento y hormigueo en diferentes partes de nuestras extremidades.
Los síntomas principales que podemos destacar son:
- Debilidad en los músculos: El sistema músculo-esquelético se ve afectado en todo su conjunto, los tropiezos o la dificultad para levantar objetos son síntomas muy comunes.
- Entumecimiento u hormigueo: Nuestros músculos pueden llegar a entumecerse debido a la compresión de las raíces nerviosas.
- Dolor en las extremidades: Puede haber dolores reflejos situados en diferentes zonas de nuestro cuerpo dependiendo de dónde se encuentre la hernia discal. Si la dolencia se sitúa en nuestras lumbares, el dolor puede aparecer incluso en los glúteos o las piernas.
Principales factores de riesgo
Normalmente un disco herniado es un disco desgastado, ya que, a medida que la persona envejece, los discos que se encuentran en la columna vertebral pierden flexibilidad y volumen, aumentando las posibilidades de rotura o desgarro.
Otro de los motivos principales que pueden provocar una hernia de disco son las cargas excesivas para la capacidad del paciente o realizar movimientos bruscos. Ambas actividades suponen un factor de riesgo a la hora de sufrir una hernia discal aunque existen otros destacables.
Los factores de riesgo que podemos destacar son:
- Peso: El aumento del peso corporal puede dañar los discos de nuestra columna.
- Trabajo: Los trabajos físicos pueden aumentar el riesgo de las hernias de disco.
- Genética: Algunas personas son más propensas a sufrir patología discal.
- Fumar: El tabaco deteriora los discos más rápidamente.
- Sedentarismo: No realizar ejercicio puede coartar la flexibilidad de nuestros discos, generando más riesgo de tener una hernia discal.
- Vida sedentaria: Estar sentado durante largos períodos puede crear dolencias en nuestra columna vertebral.
Tratamientos para una hernia discal
El tratamiento para una hernia discal debe ser establecido siempre por especialistas tras una cuidadosa entrevista y examen físico que complementaremos con pruebas de imagen. Después de obtener un diagnóstico se recomienda al paciente la opción más adecuada para abordar su recuperación. Estas medidas irán acompañadas de sesiones de fisioterapia que permitan mejorar la calidad de vida del paciente y ayudar a que se retome una actividad normal.
En los casos más graves, podría ser necesario, realizar una intervención quirúrgica que nos ayude a disminuir los síntomas del paciente por la compresión de las estructuras.
Algunas formas de prevenir o de cuidar nuestra hernia de disco son las siguientes:
- Hacer ejercicio:
- Mantener un peso saludable
- Dejar de fumar
- Mantener una buena postura.
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