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Rotura de menisco: síntomas, causas y rehabilitación

La rotura de menisco es una de las lesiones comunes de rodilla. Consiste en un desgarro, rotura o desplazamiento del menisco. La presencia de dolor en la cara interna o externa de la rodilla, acompañado del bloqueo de la articulación, son dos de los principales síntomas de esta dolencia.

  1. ¿Qué es el Menisco?
  2. Tipos de lesión meniscal
  3. Síntomas de una rotura de menisco
  4. ¿Cómo se produce?
  5. Tratamiento para la rotura de menisco

¿Qué es el Menisco?

La rodilla es las articulaciones más grandes del cuerpo. Consta de múltiples estructuras que proporcionan al cuerpo la estabilidad que precisa en el día a día. Gracias a ella, podemos realizar movimientos básicos como andar, correr, agacharnos o saltar. 

Los meniscos son estructuras fibrocartilaginosas ubicadas entre el fémur y la tibia. Su función es la de generar congruencia entre los elementos óseos, aportando estabilidad y amortiguación durante los movimientos e impactos que se producen en la articulación. 

Cada rodilla consta de dos meniscos, el interno y el externo. Cada uno de ellos, presenta una forma distinta, mientras que el menisco interno tiene forma de C, el externo es casi circular. 

Tipos de rotura meniscales

  • Radiales
  • Oblicuas
  • Horizontales
  • Longitudinales o verticales

Síntomas de la rotura de menisco

Tras una rotura de menisco, especialmente en casos donde el desgarro es pequeño, el dolor e hinchazón, pueden tardar hasta 24 horas en aparecer. 

Los síntomas más habituales son los siguientes:

  • “Chasquido” en la zona en el momento de la lesión 
  • Inflamación de la rodilla, que puede ser escasa o muy importante
  • Aumento del volumen de líquido intraarticular
  • Dolor en la cara interna o externa de la rodilla
  • Rigidez o bloqueo en la articulación
  • Dolor al flexionar o girar la rodilla
  • Dificultad para extender la rodilla
  • Dificultad para moverse tras haber permanecido sentado un tiempo prolongado
  • Sensación de inestabilidad 

En ocasiones puede ser complicado definir con exactitud la zona concreta de la articulación en la que se produce el dolor. Sin embargo, dependiendo del menisco lesionado, puede predominar el dolor en la cara interna, externa o incluso posterior de la rodilla. 

La falta de estabilidad, el dolor punzante, que el paciente describe como “pinchazos” también son síntomas comunes en la rotura de menisco. 

En casos de mayor gravedad, puede haber sangre en el líquido intraarticular, lo que puede  ser un indicio de la existencia de una fractura ósea o lesión en otras estructuras articulares como  ligamentos cruzados. 

¿Cómo se produce la rotura de menisco?

La rotura de menisco se produce generalmente debido a un movimiento brusco o repetitivo, más allá de los límites plásticos de los elementos estabilizadores de la rodilla, desencadenando la rotura, desgarro, o desplazamiento del mismo. 

Suele producirse con mayor frecuencia en el menisco interno y se da más en hombres que en mujeres. 

Si la lesión de menisco es leve, se da lo que se denomina una “lesión parameniscal”, en la que se produce daño alrededor del menisco, pero no existe rotura. 

Se considera una lesión meniscal de alta intensidad, cuando sí se produce rotura de menisco o desinserción del mismo.

rotura de menisco

Existen distintos tipos y localizaciones de la rotura de menisco, siendo la más frecuente la lesión del cuerno posterior del menisco interno.

Esta lesión puede darse a cualquier edad y por múltiples motivos:

  • La degeneración progresiva debida a la edad. En personas de edad avanzada puede producirse la rotura de menisco debido a la hiperflexión o hiperextensión brusca de la rodilla. Es decir, al arrodillarse, sentarse o levantarse de forma repentina. El desgaste de los huesos debido a la edad es uno de los principales factores que incrementa el riesgo de sufrir una rotura de menisco. 
  • En personas jóvenes, la rotura de menisco se produce con más frecuencia debido a un  traumatismo, es decir, un impacto directo o indirecto en la articulación. En la práctica deportiva, muchas veces se realizan giros excesivos o movimientos bruscos, por ejemplo al frenar o pivotar de forma brusca. 
  • Las personas con alguna alteración o deformidad ortopédica en esta articulación, son más propensas a sufrir una rotura de menisco. 

Tratamiento para la rotura de Menisco

La rotura del menisco puede provocar inestabilidad en la rodilla, dolor crónico e incrementa las probabilidades de desarrollar procesos degenerativos (artrosis) si no se trata adecuadamente. 

Por ello, el inicio precoz del tratamiento de fisioterapia mejora los resultados positivos y disminuye las opciones de complicación. No todas las lesiones son iguales, dependiendo de factores como la localización y el tamaño de la rotura, o la edad del paciente, se llevará a cabo un tipo de tratamiento u otro. 

rotura de mensico

Por eso es importante acudir a un especialista, que establezca el mejor tratamiento para cada caso. 

Independientemente de la gravedad de la rotura de menisco, siempre se recomienda emplear lo que se conoce como el método RICE:

  • Reposo: Ante una rotura de menisco es esencial realizar reposo. Evita realizar deporte o cualquier actividad que requiera movimientos de rodilla, flexión o extensión hasta que tu especialista te aconseje. 
  • Hielo: Aplicar hielo en la articulación te ayudará a reducir el dolor e inflamación. Aplica frío varias veces al día durante unos 15 o 20 minutos durante las 48h posteriores a la lesión. Una vez pasado ese tiempo, aplícalo cuando lo necesites. 
  • Compresión: En función del grado de la rotura de menisco, puedes utilizar un vendaje, una rodillera o una férula para estabilizar la rodilla. 
  • Elevación: Durante el tiempo de reposo, eleva tu pierna afectada. 

Además, es probable que tu médico te recete algún antiinflamatorio no esteroideo (AINE), para reducir el dolor e hinchazón. El tratamiento fisioterapéutico completo te ayudará a recuperar progresivamente la movilidad de la articulación. Para ello, se establecerá un programa de ejercicios para recuperar la fuerza y movilidad de la rodilla. 

En casos de elevada gravedad o en la que el tratamiento anterior no haya funcionado,  puede ser necesaria la cirugía. Esta suele emplearse especialmente en jóvenes y niños a través de artroscopia. 

Tras la intervención quirúrgica, también suele ser recomendable la realización de ejercicios fisioterapéuticos. 

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