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Quiste de Baker

El quiste de Baker, también conocido como “quiste poplíteo” es una lesión frecuente en la rodilla. Está lleno de líquido, y se desarrolla en la parte trasera de la articulación, formando una protuberancia que provoca molestia y tirantez durante los movimientos de flexión y extensión.

Generalmente, los quistes de Baker están relacionados con afecciones en la articulación de la rodilla, como puede ser la rotura de menisco o la artritis. Debido a estas afecciones, la articulación produce líquido de manera excesiva, formando así un quiste. 

Aunque no revierte especial gravedad, es importante llevar a cabo un tratamiento y recuperación apropiados con el fin de evitar la aparición de problemas mayores. 

Rodilla sana y quiste de baker

QUÉ ES EL QUISTE DE BAKER

En este contexto, es importante entender la anatomía de la rodilla, la articulación más grande y compleja del cuerpo humano. Esta articulación es capaz de sostener el peso de nuestro cuerpo en nuestro día a día, al caminar, correr o saltar. Por ello, es esencial que sea fuerte y estable. 

Son tres los huesos que convergen en la rodilla: el fémur, la tibia y la rótula. Es por ello por lo que la rodilla es considerada una articulación doble o compuesta. El fémur y la tibia se unen entre sí, situándose la rótula por delante de ellos, uniéndose a su vez esta última con el fémur.

Entre el fémur y la tibia se sitúan los meniscos interno y externo, que funcionan como un amortiguador y evitan la fricción entre ambos huesos. Por otro lado, entre el fémur y la rótula, se encuentra el cartílago prerrotuliano, encargado de absorber la presión entre ellos. 

A su vez, toda la articulación de la rodilla está rodeada por la cápsula articular, cuya cubierta interna es la membrana sinovial. En su interior, se produce el líquido sinovial o articular, que actúa como lubricante, nutre la rodilla y ayuda a evitar los choques e impactos. 

De este modo, el quiste de Baker consiste en la hinchazón de la rodilla, a raíz de la producción excesiva de líquido sinovial, que se acumula en la parte trasera de la rodilla (bursa poplítea).

Causas del quiste de Baker

CAUSAS DEL QUISTE DE BAKER

Aunque las causas por las que se origina un quiste de Baker pueden ser muy diversas, lo más común es que este tipo de quiste se desarrolle debido a la producción excesiva de líquido sinovial. 

Entre las patologías más comunes encontramos: 

  1. Lesión o ruptura del cartílago: El cartílago cuenta con una escasa o nula capacidad regenerativa. Cualquier daño en el cartílago se conoce como lesión del cartílago. Suelen producirse debido a un fuerte impacto en la articulación de la rodilla, y se caracteriza por la existencia de dolor, hinchazón y dificultad de movimiento de la articulación.
  2. Artritis de rodilla: Es la inflamación de la articulación de la rodilla. Existen muchos tipos, aunque la más común es la osteoartritis o artrosis. Esta patología se produce debido a la erosión gradual del cartílago articular que se encuentra entre el hueso de la espinilla y el del muslo. Este cartílago funciona como una almohadilla entre los huesos, y facilita su movilidad. Por tanto, ante una artrosis de rodilla, el cartílago se erosiona y se vuelve progresivamente más fino, dificultando la movilidad.
  3. Artritis reumatoide: Causa dolor, molestia e hinchazón en las articulaciones. Afecta principalmente a las muñecas, rodillas y manos, dificultando su correcto funcionamiento. 

SÍNTOMAS QUISTE DE BAKER

Los síntomas del quiste de Baker pueden ser muy variados dependiendo de las condiciones de cada paciente y las causas que lo provocan. 

Sin embargo, hay determinados síntomas que suelen ser comunes en todos los pacientes. Uno de ellos es la inflamación en la parte posterior de la rodilla que suelen presentar la mayoría de personas que presentan un quiste de Baker. 

Además, generalmente las personas que tienen un quiste de Baker suelen tener la siguiente sintomatología: 

  • Dolor agudo 
  • Rigidez y dificultad de movimiento 
  • Dificultad para flexionar la rodilla completamente

Estos síntomas pueden incrementarse después de haber estado mucho tiempo activo o de pie. Por eso, el reposo es esencial a la hora de tratar un quiste de Baker.

Síntomas del quiste de Baker

DIAGNÓSTICO

Un quiste de Baker puede diagnosticarse a través de la exploración física, a través de la cual el especialista puede también conocer las zonas en las que el paciente manifiesta mayor dolor. 

Si fuera necesario, el traumatólogo podría solicitar la realización de pruebas complementarias, como la radiografía, ecografía o la resonancia magnética, que servirán para descartar la existencia de patologías de mayor gravedad. 

TRATAMIENTO QUISTE DE BAKER

En ocasiones, el quiste de Baker puede desaparecer por sí mismo. El tratamiento sigue los principios del R.I.C.E. (siglas en inglés para reposo, hielo, compresión y elevación), combinados de ejercicios de rehabilitación, que ayudarán a  reducir el dolor e hinchazón. 

Así, el especialista puede indicar los siguientes tratamientos: 

  • Reposo y frío: La primera recomendación a los pacientes del quiste de Baker es el reposo y la aplicación de hielo en la zona. Esto aliviará el dolor y reducirá la inflamación. En algunos casos, se puede llegar incluso a indicar la inmovilización de la zona con el objetivo de evitar movimientos bruscos o forzados.
  • Tratamiento farmacológico: Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) están indicados para aliviar el dolor y reducir la inflamación. En caso de mayor gravedad, el especialista puede recomendar la administración de corticosteroides, como por ejemplo la cortisona.
  • Drenaje del quiste: En algunas ocasiones puede recomendarse el drenaje de la zona, lo que se conoce como “aspiración de aguja”. Esta técnica consiste en la aspiración del líquido sinovial mediante la utilización de una aguja y el control con un ecógrafo.
  • Fisioterapia: Se basa en una serie de ejercicios rehabilitadores con los que los pacientes del quiste de Baker podrán fortalecer su musculatura y ganar movilidad.
  • Operación de rodilla: Indicada cuando ninguno de los tratamientos anteriores han aliviado la sintomatología del quiste de Baker. 

tratamiento del quiste de baker

TRATAMIENTO DE FISIOTERAPIA

Los ejercicios de fisioterapia suelen aportar grandes mejoras en pacientes con quiste de Baker. Para ello, un fisioterapeuta especializado indicará una serie de ejercicios rehabilitadores, que contribuirán en el fortalecimiento muscular y la recuperación de la movilidad de la rodilla. 

Se trata de una forma efectiva, natural y no invasiva de tratar esta lesión. Además, contribuirán al alivio del dolor y permitirán corregir la postura en aquellas personas que sufran una enfermedad degenerativa, evitando así posibles recaídas o lesiones. 

Sin embargo, no se trata únicamente de ejercicios, ya que en función de la gravedad de cada paciente, el fisioterapeuta puede recomendar también terapias físicas como los masajes, la punción seca o la electroterapia. 

Utilizando la propia gravedad, podemos ayudarnos para conseguir mejorar la extensión de la rodilla, uno de los componentes fundamentales para que se desarrolle una correcta biomecánica que nos permita desarrollar las funciones fundamentales de la misma, caminar, correr, etc.

Tumbados boca abajo, dejando la pierna colgada por fuera de la cama, o camilla si dispusiéramos de ella, relajados, dejaremos que la propia gravedad actúe, llevando la posición de la pierna a extensión.

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