En mis comienzos como fisioterapeuta me centré en formarme en la parte más contemporánea de la fisioterapia. Con el fin de conocer las técnicas y abordajes con mayor evidencia científica, que ayudaran a los pacientes a mejorar su dolor, a volver a su práctica deportiva y mejorar su calidad de vida.

Formaciones como: experto en punción seca y dolor miofascial, fisioterapia deportiva, terapia manual y ejercicio terapéutico.

Pero a lo largo de los años empecé a sentir que necesitaba una visión más global y general de la salud, tanto para mis pacientes, como para mí mismo. Y gracias a formaciones en terapia miofascial y en terapia cráneosacral biodinámica, empecé a entender cómo funciona nuestro cuerpo de una forma más holística e integrativa.

Doy mucha importancia a establecer una buena alianza terapéutica y un espacio de seguridad, para que la persona se siente escuchada, sin juicio, y entendiendo cómo el motivo de la consulta afecta a su día a día. A sentir y acompañar el Sistema Nervioso Autónomo durante las sesiones para ayudar a que el cuerpo se equilibre mejor y se integren bien los cambios físicos producidos. Y a entender cómo todos los sistemas corporales se organizan y funcionan entre sí, y cómo se pueden ver comprometido.

Esta forma de atender a los pacientes, ayuda mucho también a poder trabajar con las somatizaciones, con aquellos síntomas físicos cuyo origen tiene un componente emocional importante.

Con todo esto me gusta presentarme con un amplio abanico de actuación, desde lesiones muy concretas a patologías crónicas cuyo origen es multifactorial.