Desde que inicié mi carrera profesional como fisioterapeuta, trabajar con y para los pacientes ha sido el motor que me ha llevado a estar donde estoy hoy en día. Tuve la suerte de formarme en un centro donde el paciente es lo primero y lograr su recuperación era el objetivo principal.

Para ello médicos y fisioterapeutas trabajábamos en conjunto, por lo que exige formarte en las patologías y los protocolos a seguir en cada caso, estar al día. Pero al mismo tiempo la práctica clínica me ha enseñado cómo reacciona un paciente y otro a situaciones similares, como yo siempre digo, no hay recetas y hay que tener la habilidad de ajustar los tratamientos según las necesidades de cada paciente. Esto es realmente la diferencia y es lo que hago a diario.

Mi labor como fisioterapeuta se centra en el trabajo manual que me da la conexión con el paciente y su lesión o su dolor. Mis manos son la herramienta para valorar la función de los músculos, las restricciones de los tejidos con cicatrices, la movilidad y la capacidad del cuerpo de activarse, todo esto con un único objetivo, devolver a cada persona a su estado de bienestar.

Además del trabajo manual y la experiencia, el otro elemento diferencial en mi trabajo es el análisis de las actividades, posturas y hábitos del paciente. Ya sea una persona que se lesiona en el gimnasio, un adolescente que se ha roto un ligamento y ha sido operado o un abogado que pasa muchas horas sentado leyendo y escribiendo en el ordenador. Cada uno de ellos requiere un tratamiento hecho por y para él, el análisis de sus actividades y enseñarle a detectar que les dice su cuerpo son claves en la recuperación.

Hoy, tengo la suerte de seguir atendiendo pacientes y también dedicarme a la gestión y organización de un gran equipo de fisioterapeutas en fisio for all; aquí mi labor es compartir con los demás profesionales mis experiencias para que nuestros pacientes tengan la mejor experiencia asistencial como valores diferenciales.