Mi afición por el deporte, me hizo formarme en distintas especialidades relacionadas con éste, para llegar a ser un buen fisioterapeuta deportivo en Madrid, donde llevo trabajando unos 5 años. Poder curar a los demás con la única ayuda de tus propias manos, entrenamiento y alguna técnica invasiva como apoyo concreto es algo que siempre me ha impresionado.

Quizás por esa razón siempre me llamo mucho la atención esta profesión, cuando vas entendiendo el funcionamiento del cuerpo y le das las herramientas apropiadas a tu cuerpo es increíble lo agradecido que es tu cuerpo. Es una sensación y satisfacción personal y profesional que tienes cuando ves cómo evoluciona un paciente y como desaparecen sus dolencias gracias a la ayuda que le prestas.

Uno de mis primeros trabajos como fisio y preparador físico fue en un equipo de futbol del barrio de Hortaleza y me encantó la sensación de ver como un jugador cojeaba o apoyaba mal el pie y unas semanas más tarde jugaba sin molestias y te agradecía todo el apoyo en los momentos más duros para un futbolista que es cuando todos tus compañeros entrenan y juegan y tú estás aislado con trabajo específico, ese trabajo en la sombra, tan importante, que nadie ve.

Esta profesión es muy bonita y la gente te agradece el esfuerzo y la dedicación que haces por ellos y eso te hace seguir con ganas de trabajar más y más.